Mi participación de este mes. ¡Muchas gracias! *O*
"¿La has visto…? Hay una misteriosa dama que vestida estrafalariamente, intenta ocultar su esquelética forma, al menos en esta noche de fiesta…"
La muerte nos pela
los dientes
Por:
PukitChan
―Mamá,
¿por qué nos está visitando hoy la abuelita? ―preguntó Javier, un niño de siete
que años, que a través de sus ojos brillantes, curiosos y una tonalidad café,
intentaba cuestionar a su madre sobre lo que había visto.
―Es que
hoy es el día de muertos, cielo ―respondió con calma y sin temor alguno la señora
que preparaba los alimentos de cada día. Mientras esparcía orégano en la
comida, sonrió al notar cómo el aroma del incienso se elevaba hasta la cocina y
una agradable armonía entró en ella, hasta que volvió a centrar la atención en
su hijo, que le jalaba el mandil con insistencia.
―¿Viste
la señora flaca, huesuda que entró junto con ella? La del vestido raro y
sombrero de colores. ―Esta vez, la mujer le prestó verdadera atención a su
niño, que seguía dispuesto a que su madre respondiera todas sus dudas. No
entendía a qué se refería su niño, pero sí tenía una idea o más bien, una
imagen de a lo qué se refería.
―¿Te
refieres a la catrina? ―Javier, ante la pregunta de su madre, asintió
vigorosamente.
―¡Ésa
misma, ma! ―anunció el pequeño, golpeando su pecho con orgullo. Ella sonrió,
moviéndole el cabello, mientras hacía un puchero el pequeño. La mujer creyó que
su hijo había visto a una de las mujeres que en estas fechas, se vestían como
la muerte, a la cual cariñosamente llamaban “Catrina”. No le dio más
importancia de la necesaria, mientras se ponía de pie, para continuar con su
comida, dándole a su hijo un pan de muerto, para que sintiera el sabor de
aquellos días tan especiales.
―Así es
hijo. En estos días, la Catrina llega con nosotros a festejar, feliz de que le
celebremos, no hay que darle una mala bienvenida, ya que ha venido de tan
lejos, ¿verdad?
El
pequeño, cubierto de azúcar por el pan, asintió y se echó a correr a la sala de
su hogar, mirando el altar que habían hecho este año. Comida, fruta, veladoras,
inciensos, escalones, flores de cempaxúchitl que con su anaranjado color,
hicieron de la visión del niño un deleite.
―¿Quiere
abuelita? ―preguntó Javier, estirando la mano hacia el sillón vacio para todos,
menos para él. Ante sus inocentes ojos, la anciana mujer que había fallecido
tres años atrás, estaba sentada, bebiendo el chocolate que sobre el altar
habían dejado. Sonrió con ternura, negándole al niño, pero dirigiendo su mano
para que de igual manera le ofreciera pan a la acompañante que sentada recta y
dignamente, veía con curiosidad la escena―. ¿Usted quiere pan?
Una
sonrisa clara se formó en ese cráneo sin piel. Una de sus manos esqueléticas se
levantó para quitarse el amplio y ostentoso sombrero, mismo que dejó en su
regazo, mientras con la otra mano, buscaba un trozo del pan que Javier le había
ofrecido, cortando el suficiente que pronto llevó a su boca, llenado sus
dientes visibles también de azúcar. Eso hizo que el pequeño soltara una
carcajada, burlándose de la muerte.
"El muerto a
la sepultura y el vivo a la travesura"
***
Javier
miró con diversión cómo, muchos años después de su infancia, sus hijos eran
quienes ahora disfrutaban de poner la ofrenda del día de muertos. Él les recomendaba y les trataba de explicar
cada elemento, exhortándolos a mantener con alegría y anhelado esa costumbre
tan hermosa que, desde niño, le habían inculcado. Los pequeños corrían de un
lado a otro, ayudando con la ofrenda, caminando, riendo y animando a toda la
familia con su energía. Sin saberlo tampoco en realidad, su alegría contagiaba no sólo a los vivos,
sino también a los muertos que le acompañaban… e inclusive también a la misma
muerte.
…algunos
metros más allá, una dama silenciosa, cautivadora, llena de vida para
desempeñar su rol como la muerte, colocaba una de sus manos en sus piernas
cubiertas por una manta negra, mientras la mano izquierda formada sólo de
huesos, ascendía hasta su cráneo, tratando de esconder una sonrisa que brotaba
de ella, cuando el hijo menor de Javier, la miró fijamente, haciéndole una
expresión que el ahora adulto, había hecho delante de ella mucho tiempo…
…estirar
y ofrecerle a la nada de otros, un trozo de pan.
Javier cerró los ojos, satisfecho con la escena que recién había contemplado, mirando el altar, y sonriendo ante la imagen de la muerte en forma de caricatura, una clara parodia de ella. Después de todo, en esta casa siempre había sido así...
****
Éste fue un enfoque hecho más desde el punto de vista de la región donde vivo de mi país. ^w^ Gracias nuevamente.
es muy curioso cómo cambian las costumbres de un lugar a otro. En mi pais, es una fiesta triste. Estupendo el relato!
ResponderEliminarUn relato con un gran sabor a leyenda, que te ha quedado muy bien, me ha encantado. Y la tradición se repite... Besos guapa!
ResponderEliminarWow, mi chica^^ Te quedó genial:D
ResponderEliminarEn mi país es una época más bien triste; es hermosa una fiesta que podamos recordar a los que se fueran con alegría y paz en el corazón:D
Kisses y feliz Halloween:D
Me encantó tu historia, también en mi país es una fecha más bien triste. Aunque viendolo a través de la historia en el principio también se acostumbraba a hacer de un velorio un acontecimiento alegre y hasta se acostumbraba a velar a la gente en su casa y a enterrarla en el jardín pero lamentablemente con el paso del tiempo y los cambios que vinieron luego, también esto cambió y se volvió un acontecimiento triste.
ResponderEliminarCreo que deberíamos volver a celebrar acontecimeintos así, después de todo la muerte es sólo un nuevo nacimiento en el otro lado.
Un placer leerte!!
Besos!!
Muy bueno Pukit, me ha gustado mucho este relato que me resulta un hermoso cuento agridulce. Te agradezco que lo hayas compartido. Besos
ResponderEliminarUna historia entrañable y que nos acerca a otra cultura, gracias por compartirla, Pukit.
ResponderEliminarUn cuento muy dulce :)
ResponderEliminarFelicidades!
Es muy folklorico!!! Me ha gustado mucho...
ResponderEliminarBesos
Ya había oído que el día de los muertos lo celebrabais así, más alegre y dulce y eso me gusta mucho
ResponderEliminarMe ha parecido muy chulo
Un cuento muy encantador...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho¡¡ =)
Hacer que la muerte sea una visita más es, seguramente, la mejor manera de verla como algo natural. En muchos otros países, como en España, a la muerte se la teme o no es algo grato ni siquiera de pensar. Quizás por eso no comprendemos cuan valiosa es cada momento de nuestra vida: porque queremos olvidar que, irremediablemente, es finita.
ResponderEliminarFelicidades por contar este costumbre de tu tierra de una forma tan amena.
Un saludo
ibso
Me encanta como lo enfocaste en la festividad que tú conoces. Tan simpáticos los niños, siempre viendo más allá...
ResponderEliminarDebe ser muy saludable ver a la muerte de esa manera.
Me pareció un relato muy bueno... :)
ResponderEliminarBesos :)
Opino igual k Ibso, akí en España tememos a la muerte y x eso evitamos hablar d ella. Hay k ver hasta k punto pueden llegar a ser de diferentes las fiestas y cultura d un pais a otro... Gracias x mostrarnos como es halloween en tu país y d esta manera tan espléndida!!!. Si es k tienes un arte pa escribir k más kisiéramos más d una, jajaja.
ResponderEliminarSaludos guapa y feliz Domingo!!, muak!!!