22 de noviembre de 2011

Proyecto de Noviembre. El Fragmento.

¡Hola a todos mis adictos a la Escritura! ^w^ Un mes más ha llegado y con ello, un nuevo e interesante ejercicio. ¿De qué se trataba este mes? Escoger un fragmento, de lo que fuese y de ahí surgiera una historia. Admitiré que esta ocasión fue un poco melancólico mi relato. ¿O quién sabe? ¿Será mi punto de vista? xD  

Bueno, bueno, eso ya lo verá cada uno de los que pasen por aquí, le dediquen 5 minutos y sonrían. ¡Muchas gracias a todos los que leen y me dan unos minutos más de su vida para comentar! De corazón, estoy muy agradecida. 

¡Ahora! <3 Primeramente, el fragmento que escogí para el ejercicio de este mes, se deriva de la hermosa película: Eternal Sunshine  of  the Spotless Mind, mejor conocida en Español como: "Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos." (Si no la han visto, ¡ véanla!). 

Así que... ¡Aquí va! ¡Muchas gracias ^0^! 

***


 “Qué desperdicio haber pasado tanto tiempo con una persona, sólo para averiguar que es una extraña…” 
                                                                       
―Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos. 
 (Eternal Sunshine  of  the Spotless Mind).


Desconocidos

Por:
PukitChan


Era una tarde silenciosa: de ese tipo de días donde lo único que se alcanza a escuchar son las gotas de agua caer, provenientes de un grifo descompuesto o mal cerrado, junto con el sonido inquietante del avanzar de las manecillas del reloj creando entonces una melodía arrítmica y carente de sentido.  Era uno de esos momentos, como solía llamarlo ella. 

Ella… 

Separó sus labios resecos, llenos de arrugas mientras se colocaba unos grandes lentes de grueso armazón, cuya graduación hacía funcionar su cansada y vieja vista. Se meció un poco en el sofá en el que estaba, tomando entre sus manos el álbum de fotos y recuerdos empolvados por el paso del tiempo. Hoy era el aniversario de la muerte de ella y en lugar de entablar una conversación con aquella fría lápida en la que el nombre de su esposa estaba grabado ―Tal como lo había hecho los últimos seis años―, esta vez prefirió quedarse silenciosamente callado en su hogar, contemplando lo que quizás había dejado de ver mucho antes de lo hubo imaginado. 

Sus manos arrugadas y lastimadas abrieron el álbum fotográfico que lentamente y a cada nueva página rememoraba hechos del pasado, situaciones que sencillamente no recordaba por más que mirara las fotografías, algunas otras que volvían a él como una suave brisa de viento que le refrescaba lo más antiguo, y aquellas escenas en las que no necesitaba de imágenes congeladas pata traer a su memoria antigua, los que fueron los años maravillosos de su vida. 

Sus labios se curvearon en una perfecta sonrisa. Tenía que admitir que sonaba gracioso si lo decía así. 

Y pensar que sus últimos 28 años, los pasó con una persona que le decía constantemente aquello. 

No era una situación de arrepentimiento sobre sus errores, o aquello en lo que ambos habían fallado constantemente a lo largo de sus vidas. Era más una forma de amar nuevamente a la mujer que fue su esposa, a él mismo, pero por sobre todas las cosas, un método para reconciliarse con su pasado. Eran cosas de la edad; aunque quizás no pesaba tanto el hecho de que estuviese viejo, tal vez lo que en realidad dolía cargar era su soledad.  

¿En qué momento la había dejado de amar? ¿Fue por la costumbre?

Qué terribles son las costumbres… ―Solía decir con una risa suave, ligeramente insinuante. Como la dama coqueta que siempre había sido, era ése su himno a su propia existencia. Pero… pensándolo mejor, tal vez ella nunca se habría quejado de ello… de seguir una rutina. 

«¿De verdad?» se preguntó a sí mismo. «¿De verdad, ella nunca hubiese sido abrumada por la monotonía?»

La recordaba de dos maneras muy distintas: 

El primer recuerdo era justamente el más reciente: Su esposa agonizando, emitiendo pequeños quejidos, anunciando su partida mediante estos. Sus ojos ciegos, su pelo trenzado y sin dientes. Era una imagen ciertamente marchita a comparación que aquella otra imagen, donde ella sonreía a la de edad de veintitantos, positiva, ingenua y ciertamente divertida e inquietante. 

―Dios sabe que no hubo persona como tú ―musitó. 

Pero,  ¿qué clase de persona era ella? Ahora que se ponía a analizarle, el hecho de que la costumbre los halla envuelto, se debía a que conocía cada detalle de ella, de su vida, de sus movimientos. No le sorprendía nada, ni siquiera la hora en la que sentía deseos de ir al baño. 

«¿Qué tan triste es llegar a conocer a una persona de esa forma?»

Mucho… tal vez demasiado. 

Cerró el álbum justamente cuando la fotografía de su boda estuvo entre sus manos. No tenía caso nada de esto. ¿Para qué anhelar por su vuelta? ¿Para qué, si volverían a esa rutina?  No era nada más que él siendo egoísta y temeroso de pasar los últimos años de su vida, olvidado por todo ser en este planeta. 

Se incorporó de pie, ayudado por el bastón de madera de roble, cargando el álbum bajo su brazo izquierdo. Camino paso a paso, lento, pausado. A veces caminar lento era la mejor manera en la que el tiempo podría avanzar más rápido. 

Abrió el armario, para ascender sus manos y colocar el objeto en su lugar de origen, para dejar que el polvo lo llenase de nuevo, hasta que un día, quizás el próximo año, tomarlo de nueva cuenta entre sus manos. 

―Ésa sería una mala idea… ―admitió para sí mismo. 

Empujó un poco más, hasta que algo cayó, pasando a su lado, golpeando su pie derecho con la fuerza suficiente para ser percibido. Calmo, se agachó para recoger el cuaderno adornado con flores y listones, uno que no recordaba haber visto todos estos años. Curioso, lo abrió, hojeándole lentamente. 

…una rosa amarilla, cuidadosamente colocada en medio de las páginas parecía haber impregnado su olor en cada una de las hojas amarillentas por el tiempo. Fotografías de lugares de su propia casa, a los que nunca antes les había puesto atención. Bordados que su esposa había hecho en sus tiempos libres.

…Y escritos apasionados, de una mujer que nunca perdió su amor por la vida. 

Las últimas letras de ese diario, decían:

Cada día es diferente, cada luna, cada sol, cada sonrisa. Y aún, pese a tanto tiempo, hay cosas que me siguen sorprendiendo de mi marido. A veces pienso, que en realidad todo este tiempo he vivido y compartido con un total desconocido… 

…un completo extraño que ilógicamente amo… 

15 comentarios:

  1. me ha encantado! quizás deberíamos aprender todos esa lección

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  2. Que hermoso, se me erizó la piel... muchísimas felicidades.

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  3. Es muy lindo y demuestra claramente hasta después de muertas las mujeres somos más sabias, jaja.
    Tienes algunas cositas por corregir, como acentos y ortografía. Pero aparte también hay expresiones mal utilizadas, como "se incorporó de pie" o frases algo confusas que vale la pena revisar.
    Este párrafo tiene de todo un poco:

    "El primer recuerdo era justamente el más reciente: Su esposa agonizando, emitiendo pequeños quejidos, anunciando su partida mediante estos. Sus ojos ciegos, su pelo trenzado y sin dientes. Era una imagen ciertamente marchita a comparación que aquella otra imagen, donde ella sonreía a la de edad de veintitantos, positiva, ingenua y ciertamente divertida e inquietante."

    Después de los dos puntos, al igual que después del guión que tienes al inicio, en medio de una frase, no va mayúscula. La frase que hablas del pelo, los ojos y la falta de dientes capaz que habría que arreglarla. "A comparación" sería "En comparación con". También quitaría el "estos" final al hablar de los quejidos.

    Espero que no te molesten mis apreciaciones :-)

    Por cierto, me encanta "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos", es una de las mejores películas de Carrey por lejos.

    Besos!!

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  4. Un texto fuerte y real. Ciertamente las personas que amamos siempre se nos muestran diferentes ó vemos facetas distintas de ellos que nos asombran y nos enternecen; y que bueno que el amor provoque eso!!
    El amor es ilógico y por eso el corazón entiende razones que la propia razón no puede hacer!!

    Un gusto leerte!!

    besitos!!

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  5. Muy lindo!! Me gustó mucho! Saludos :)

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  6. Ha sido muy emotivo y me ha gustado mucho.
    Sólo te iba a decir lo mismo que ha dicho Maga, así que me lo ahorro porque todo ya lo ha dicho ella.
    Por lo demás me gustado mucho, en serio.
    ¡Enhorabuena!

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  7. Uf!!! Espero que me pase eso: Que me enamore locamente de un total desconocido...Porque creo que así si podré vivir feliz...Descubriendo cada día algo nuevo.... Algo que probablemente, ni él sepa que tiene...

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  8. Que hermosa narración y el fragmento elegido es precioso, es una de las peliculas que me gusta repetir. Un buen final que da la vuelta a eso que llamamos conocer a nuestra pareja.Un abrazo, seguire pendiente de tus escritos ^^

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  9. Muchas gracias a todos por leer, los comentarios y las criticas que me ayudan a mejorar *w* Fue un verdadero honor tenerlos a todos por aquí y ayudarme a escribir día a día mejor. Gracias =3=

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  10. Yo también te aconsejo la revisión del texto, pero me gustaría resaltar también tu estilo, que me parece hermosamente descriptivo.

    Al menos desde mi perspectiva la ambientación está plenamente lograda y nos has contado mucho más de lo que alguien podría hacerlo con esta extensión, así que bueno, gracias por compartirlo.

    ¡Saludos!

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  11. Dulce historia de recuerdos compartidos en la soledad. Saludos.

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  12. Que bonito relato y que interesante los dos puntos de vista tan distintos. Me ha encantado el enfoque que le diste.

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  13. El fragmento es estupendo y debi decir que contu relato lo captaste cien por ciento. Me gusto mucho, tiene esencia propia y un relato con personalidad esfascinante. =)
    Un beso
    Lu

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  14. Me ha gustado mucho¡¡
    Me ha encantado la forma de relatarlo¡¡
    Seguire el blog todo lo que me permita mi vida de universitaria =)

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  15. Es precioso, me ha gustado mucho Pukitchan. Me gusta la historia y su estilo, y el final con las palabras de su mujer. Besoss

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