Dos páginas, no más. Cuando ideo una historia, normalmente sólo hago el hilo inicial. La situación con la que he decidido comienza todo, y conforme avanzan las páginas le voy creando un argumento. Es ahí cuando interviene mi proceso creativo y empiezo a formar ideas, situaciones, reacciones. El resultado final es que de las cinco líneas que formaban un párrafo termina siendo una historia y es que eso fue justamente lo que me pasó hoy cuando intenté escribir dos páginas del género infantil.
Me salió una historia que me gustó, sí, pero me pasé por cuatro páginas. Después, frustrada con el primero intento y sin encontrar una solución coherente para recortarla o achicarla, decidí hacer otra. El segundo intento fue mejor ubicado, porque tenía en mente completamente que debía ajustarla a dos hojas, así que esa historia abarcó la extensión requerida pero… la historia era muy melosa, no me gustó su final y era un cuento. ¡No es nada contra los cuentos, aclaro de una vez! Es que yo no quería hacer un cuento realmente. Respeto muchísimo a la literatura infantil como para burlarme de ella. Sólo que no me gustó cómo quedó mi escrito.
¡Pero bien dice el dicho que la tercera es la vencida! El tercer intento fue escrito y la extensión fue una página y un poco más de la mitad de la otra. Punto a favor por estar dentro las especificaciones. Otro punto porque toca un tema en el cuál tengo una particular debilidad y logré adaptarlo de una forma que la narración me encantara. Los lectores más difíciles del mundo son los niños, no es fácil ganártelos. No sé si lo que escribí está considerado dentro del género infantil, pero lo intenté. Un punto más por ello. Y finalmente me otorgo por haber escrito eso en este breve lapso de tiempo. Espero que si algún día lo llegan a ver publicado por aquí, o ya sea en la recopilación (¡Me sentiré tan feliz si es así!), les guste tanto como a mí. Todo error, trae una sabia lección o como dicen por aquí: Echando a perder, se aprende.
Me salió una historia que me gustó, sí, pero me pasé por cuatro páginas. Después, frustrada con el primero intento y sin encontrar una solución coherente para recortarla o achicarla, decidí hacer otra. El segundo intento fue mejor ubicado, porque tenía en mente completamente que debía ajustarla a dos hojas, así que esa historia abarcó la extensión requerida pero… la historia era muy melosa, no me gustó su final y era un cuento. ¡No es nada contra los cuentos, aclaro de una vez! Es que yo no quería hacer un cuento realmente. Respeto muchísimo a la literatura infantil como para burlarme de ella. Sólo que no me gustó cómo quedó mi escrito.
¡Pero bien dice el dicho que la tercera es la vencida! El tercer intento fue escrito y la extensión fue una página y un poco más de la mitad de la otra. Punto a favor por estar dentro las especificaciones. Otro punto porque toca un tema en el cuál tengo una particular debilidad y logré adaptarlo de una forma que la narración me encantara. Los lectores más difíciles del mundo son los niños, no es fácil ganártelos. No sé si lo que escribí está considerado dentro del género infantil, pero lo intenté. Un punto más por ello. Y finalmente me otorgo por haber escrito eso en este breve lapso de tiempo. Espero que si algún día lo llegan a ver publicado por aquí, o ya sea en la recopilación (¡Me sentiré tan feliz si es así!), les guste tanto como a mí. Todo error, trae una sabia lección o como dicen por aquí: Echando a perder, se aprende.
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