Proyecto de Marzo: La frase

¡Buenas tardes! ^0^!!! ¿Qué tal Adictos? ò.ó Yo aquí, pasando a publicar antes de que se me acabe el tiempo x3. Jejeje. Este mes nos repartimos frases que cada uno donó, así que me tocó la frase de Rossiel Black *-* lo que fue un verdadero gusto... aunque lo que escribí fue raro (Rossiel, perdóname T^T!) Y ehm... no tengo justificación para mi texto, así que... ¡Espero que le entiendan! Jajajajajajajaja. Besos de mango -3-

¡Gracias a todos los que le dedican unos minutos a mi texto, y más gracias a quien le nace comentar >3

Los pétalos de la Rosa Negra

Por:

PukitChan

No creer lo que hacía era una cosa: saber perfectamente por qué lo estaba haciendo era una situación diferente y por ende, más complicada. Los labios que devoraban los suyos parecía no cansarse jamás y aquellas manos gruesas que sostenían sus muñecas comenzaban a cortar la circulación de su sangre. Pero realmente él no se quedaba atrás; con una pierna sostenía el cuerpo ajeno para atraerlo ferozmente hacía él y es que a pesar de todo lo que se dijera sobre lo que pasaba… bueno, realmente daba igual. 

Elliot sabía que todo este tiempo, seduciendo, molestando, había estado llamando descaradamente al peligro, porque por encima de todas las cosas, era un hombre al que le gustaba el peligro, la aventura… y los retos.

La rosa negra fue ese desafío que había estado buscando por tanto tiempo. Mas nunca llegó a pensar que aquella persona a la que temían, odiaban, admiraban y respetaban todos por igual, aquel misterioso ser que llamaban La rosa negra, fuese en realidad un él.

Él. El mismo hombre que besaba ahora sus labios y lo sostenía en medio de un callejón en el que perfectamente olía la putrefacción de unos alimentos que al otro no parecía molestarle, lo cual encontraba curiosamente irónico: empezaba a creer que la razón de ese sobrenombre tan dulce tenía que ver más con el aroma natural de su cuerpo que con su personalidad.

…Porque, mierda que su personalidad no valía la pena. Aunque realmente no era que la suya propia fuese lo que todo el mundo esperaba. Se separó de su boca para mirar aquel hombre que lo sostenía: era un hijo de puta de aspecto cruel, y aquella aseveración se le hizo extremadamente atrayente. Se relamió los labios con gusto, acercándole la rodilla para acariciarle la pierna e invitarlo a continuar o mejor dicho, a que no se detuviera una vez más. 

De alguna manera logró zafar sus manos de las ajenas y al rodear la nuca, hundió sus dedos en la sedosa cabellera negra que sólo resaltaba la apariencia de este hombre que apenas conocía. Mientras sus lenguas chocaban, sus cuerpos se rozaban más y el otro lograba levantarlo para apoyarlo más y más contra la pared, la adrenalina empapaba de sudor su cuerpo, aceleraba su corazón y su sangre hacía que el dolor viajara por todo su cuerpo.

¿Quién le habría llamado así por primera vez? ¿Por qué ese color? Quizás había un pasado oculto detrás de todo ello, algo que sólo lo marcó y que ahora con el afán de no olvidarlo se decidió llamarlo así…

Mientras más caía en él, más se daba cuenta de lo cerca que estaba de la muerte.

Esas caricias en su cuerpo, en su cuello, en sus labios eran tan intensas que le provocaban escalofríos llenos de placer; no eran suaves como los pétalos de una rosa… si aquellas manos que lo tocaban tuvieran que ser comparadas, sería más bien con las espinas… las espinas de una rosa negra.

―Mmm… ―jadeó. Abrió los ojos mientras sus ojos temblorosos por el sádico placer miraban el cielo oscuro. ¿Qué era, cuál era la razón de esto?

Quizás tenía que ver con el doloroso placer de tocar una rosa llena de espinas.

...Aunque en realidad tenía que ver más bien con la marca que dejaba.

“Una vez que tus ojos se encuentran con una rosa negra… es imposible olvidarle. No lo busques, no intentes saciar tu curiosidad con respecto a él…”

“¿Por qué…?”

“Porque será el día de tu perdición.”

―¡Policía! ¡Tenemos otra víctima! ¡Elliot Salvatore, 24 años!

―¿Cuál es el patrón de asesinato?
―Parece que fue violado antes de morir. Y el asesino también... dejó una rosa negra sobre el cadáver.