¡Llegamos al post número 100!

¡Hola! ¿Cómo están? Estoy en un día muy feliz, dado que por fin me he decidido a hacer el post número 100, al que finalmente ha llegado mi blog! *0* 

Después de algún tiempo, estoy sumamente feliz por ello, sin duda todo este tiempo ha ido mejorando poco a poco, desde mis fantabulosas ganas de escribir, como mi avance con mucho amor por la escritura y también, por su puesto cómo esta casita mía ha ido creciendo, también con la ayuda tan animosa de cada persona que ha dejado su huella por aquí. 

¡Estoy tan agradecida por haber llegado hasta aquí, que no me lo puedo creer! T^T!

También el blog en este momento cuenta con:

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Y según las estadísticas del blog ò.ó

20, 726 páginas vistas

Más de 10,00o seguro que sólo son mías xD

¡Muchas Gracias *-*!

Hoy quisiera compartirles un breve anécdota que regresó a mi memoria, justamente hoy charlando con un compañero de la Universidad. 

Es acerca de una de las maravillas que se pueden encontrar en el mundo de la literatura, y creo que bien podría ocupar esta frase: 

"Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿Qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran."

Esta frase, de André Gide, se relaciona con lo que quiero contar en estas letras. Verán, cuando iba yo aproximadamente en quinto de primaria, tenía un libro de trabajo en clase que contenía fragmentos de libros o inclusive sólo el prólogo. Era una manera ciertamente intrigante de inmiscuirte en el universo de la lectura, así que aquella vez, a mediados del año, me tocó leer una pequeña parte de el libro: "Cosas maravillosas, terribles y extraordinarias" era una lectura de una niña de once años que empezaba a pasar a la pubertad. Recuerdo que quedé intrigada cuando al finalizar ese pequeño fragmento, no decía nada más que había encontrado algo en su bolsillo.

Siempre quise leer ese libro, pero nunca lo logré encontrar, dado que este fragmento era una adaptación del libro original  no contenía su título.  (Que por cierto, el que le pusieron pega bastante con esta historia x3). 

Es una lectura que comprenderán hasta la fecha no he olvidado, sencillamente por una razón casi mágica. 

Algunos años después, una profesora que siempre nos fomentó el amor hacía la lectura, hizo que el grupo formáramos un círculo, cerráramos los ojos y extendiéramos las manos. Curiosos, lo hicimos. Imagínense mi sorpresa cuando aún sin abrir los ojos, sentí un libro reposando en mis manos. Pero imagínense mi cara de "O_O" cuando abrí los ojos y encontré en mis manos aquel libro, cuyo fragmento nunca olvidé. ¡SÍ! Aquel libro que tenía era el mismo que estuve buscando en mi infancia. 

Tengo un monstruo en el bolsillo,

de Graciela Montes.

Fue el libro que por extraordinarias razones terminó en mis manos, entre una profesora que impartía clases a más de 10 grupos de alumnos, en diferentes escuelas, donde cada grupo tenía más de 30 muchachitos. ¡ Imagínense! ¡Casi me suelto a llorar aquella vez! ¡No podía creerlo...! Y hasta la fecha, esta anecdota tan real, que comparto, ha sido la que me ha animado a continuar en el mundo de la literatura... 

¡Así que hay que ir por 100 entradas más! 

¡Besos -3-!

¡Gracias por leerme!

P.D. No hay que dejar de leer, después de todo, como se citó anteriormente:  

Y al fin, libros y personas se encuentran.